martes, 17 de noviembre de 2009

Angel en el país de los parados

Estoy en pleno flashback. Vuelvo a pasar las mañanas en casa, haciendo cosas pero sin cosas que hacer. La comida vuelve a ser insípida, vuelvo a ignorar en qué día de la semana estamos, vuelvo a levantarme nervioso. La vida sigue tratándome mal, insistiendo en darme esa severa lección que ya he aprendido hace semanas. Siento rabia contra el sistema, contra el conformismo infligido, impotencia ante la situación. Ya no se que hacer. Sigo haciendo cosas, pero ya no se me ocurre nada nuevo y todo lo que hice hasta ahora fracasó. Actúo por inercia, por necesidad pero desganado. Lamento reconocer que mis brazos están perdiendo fuerza, se están cayendo. Me cuesta pensar en un mañana mejor. Hoy no es un buen día para sonreír.  
Después de una semana de trabajo, que me supo a gloria, vuelvo a ser uno más en esa lista de 3.808.353 personas en el paro. El sábado fui de excursión con mi madre, la Vanesa, mi suegra y mi cuñado. Tenía que ser una jornada de diversión y agradecimiento por haber encontrado trabajo. Terminamos poniendo velas a la virgen y brindando "por que las cosas mejoren". Lo pasé muy bien con ellos, que quede claro, solo hablo del carácter de la reunión.
Ayer tuve bronca con La Caixa, con Vanesa, me apretaron las tuercas de Bankinter y de Movistar, Eliseo volvió a darme largas y rechacé uno de los dos cursos de torero que me ofrecían. Hoy no pinta mejor. Voy a La Caixa a verme las caras con una persona que no me merece mucho respeto (después de lo de ayer), voy al ayuntamiento a pedir limosna y tengo que insistir a Eismann por la documentación que me tienen que dar. El día tampoco es que haya empezado muy bien en casa. Necesito medicación... lo olvidaba, ya la estoy tomando. Entonces solo necesito que pase el tiempo y que las cosas mejoren. Al fin y al cabo es difícil que vayan peor. Al menos eso llevo diciendo ya unos meses.
Que optimista me ha quedado todo, ¿no? ¡Que asco!

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